Agosto 5
2010:
-Salí
aproximadamente a las 12:30 hrs, para así poder llegar con tiempo a mi trabajo,
habiendo dejado a mi esposa en casa, con mi pequeño hijo y con los gemelos aun
creciendo dentro de ella, desde el día que supimos que nuestra familia crecería,
no he dejado de sentirme feliz, como si nada pudiera salir mal, y como si de
pronto este mundo lleno de dolor y rabia en el que me e criado, fuera solo una ilusión.
-Calculo
perfecto al llegar a mi lugar de trabajo con 30 minutos de anticipación a mi
hora de llegada, guardo mi portafolio en mi gaveta y me dispongo a trabajar en
mi computadora, atendiendo a usuarios de televisión por cable, pensando que
esto ya no esta tan mal, y que debería buscar la manera de tener un doble turno
o buscar otro trabajo para ganar el doble de dinero y así mantener bien a mi
familia, ahora que esta se hará mas grande.
-Aproximadamente
a las 16 hrs, recibo una llamada, el móvil me indica que es mi esposa, me preocupo
un poco, pero no importa, pienso que todo está bien, y que tal vez solo olvide
algo en casa. Lamentablemente mi buen
humor se acaba, cuando la escucho del otro lado de la line, diciendo que comenzó
a sangrar, y que va rumbo al hospital, mi ritmo cardiaco se acelera y mi voz
aumenta un poco el tono debido a la preocupación, le digo a mi mujer que la veré
en el hospital, cuelgo el móvil y hablo con mi supervisor, el cual, sin más
preguntas me deja salir inmediatamente.
-El tiempo
ya no me importa, aunque aún miro mi reloj, y mi ahora borroso campo de visión me
indica que son casi las 18 hrs, maldigo mentalmente debido a la tardanza, llego
al hospital y maldigo mentalmente porque mi mujer aún no está ahí, a los ´pocos
minutos, mi madre y mi tía llegan al lugar y me reconocen de inmediato, me
madre me abraza y me regala palabras que de momento son inservibles. Mi mujer
llama una vez más para decir que está atascada en el tráfico de una avenida
principal, sin más remedio, cedo a las demandas de mi madre para ir a comer
algo a la casa y regresar al poco tiempo.
-15 minutos
después, estoy de regreso en el hospital, esperando, cuando al fin la veo
llegar, con una mirada cansada y pasos lentos y pesados, todo en eso me
lastima, ¿qué le pasa a ella?, ¿Qué le pasa a mis gemelos?, todo me da vueltas
en la mente en segundos, más y más rápido, ella trata de sonreír y me doy
cuenta que finge, siempre finge, yo imagino que lo hace para que yo no me
sienta mal, pero me doy cuenta y la ayudo en todo lo que puedo, hasta que 20
minutos después ingresa a la sala del hospital, para una revisión rápida.
-Pasan un
par de horas, y por fin una enfermera pronuncia el nombre de mi mujer en voz alta, me acerco y la
enfermera me mira con lo que parece ser una conjunción de dolor, pena y resignación
“Los productos no presentan frecuencia cardiaca, hay que removerlos, y ya se ha
programado la cirugía para su mujer, ella podrá salir el día de mañana, después
de la cirugía”, que forma más impersonal de decirlo, mi espíritu está lleno de tristeza
y rabia, quiero gritarle, quiero abofetearla y decirle que no son “productos”
que son mis pequeños gemelos, mi niño y niña, y que exijo que respete eso, sin
embargo, solo me limito a mirarla y asentir, ella regresa hacia las salas, y mi
cuerpo se mueve por instinto hacia donde se encuentra mi madre, ella me mira y
de mi boca sale el mensaje de la enfermera, frio, sin sentimiento alguno, escucho
mi voz resonar dentro del enorme vacío que ahora es mi cuerpo, mis ojos solo
ven a mi madre, en lo que parece ser una bruma espesa, siento como me abraza,
como intenta consolarme, pero sé que ya no hay remedio, no hay cura, ni ungüento
que deshaga este dañe, mis pequeños no están vivos, su madre probablemente está
destrozada, y yo, estoy tratando de no caerme a pedazos.
Agosto 6
2010:
-Me levanto
una vez más, vacío, roto, aun es algo temprano, salgo de la cama, y veo a mi
pequeño hijo, el aún está vivo, respirando, esperando a hacer todo lo que el
quiera en este nuevo día, a diferencia de sus hermanitos, el aún puede hacerlo,
ellos ni siquiera llegaron a ver este mundo, me abstengo de llorar, me doy una ducha, y preparo el desayuno, mi
mujer come sin ganas, trato de estar de la mejor manera para ella y para mi
pequeño cachorro, por ellos no me romperé, no hasta que ellos no me lo
permitan.
-Regreso de
mi trabajo, es tarde y estoy en casa de mis suegros, mi mujer decidió ir con
sus padres y que durmiéramos en esa casa, es fin de semana y, aunque trabajo al
día siguiente, decido cumplir esta petición, a la hora de dormir, me arrepiento
un poco, ella me mira a los ojos y me dice con dolor en la voz “estoy
destrozada, me duele lo que paso, y tu ni lo mencionas, no dices una palabra,
eres tan insensible, creo que ni siquiera te importa lo que paso”. Me rompe, me
hace pedazos con sus palabras, y aun así, sonrió, y digo que me interesa mucho,
y me duele, pero que no voy a romperme, porque tengo grandes razones para no
hacerlo, y que espero que cuando ella se sienta mejor, le explicare el por qué decidí
no dejarme caer, ella bufa un poco, y se prepara para dormir, en este momento
es muy difícil pelear para que mi dolor no salga en forma de lágrimas, y por titánica
que esta pelea en contra de mi propio dolor sea, salgo victorioso y duermo.
Agosto 28
2010:
-El día es sábado,
es cumpleaños de mi mujer, y aunque estoy en mi trabajo, estoy planeando algo,
tal vez llevarle flores, sacarla a cenar, algo tiene que haber, para poder
hacerla sentir mejor, ella dijo que no deseaba tener una fiesta, lo cual
entiendo completamente, falta poco para mi hora de salida, espero el momento
con ansias.
-Después de
un largo camino, llego a casa, abro la puerta, pensando en sacar a cenar a mi
mujer, y lo que veo golpea mi cuerpo vacío con un frio impresionante, la veo a
ella, semidormida, recargada en la mesa, mientras mi hijo esta acostado en un sofá,
durmiendo, ella tiene una botella de cerveza en la mano, más de un litro de
cebada liquida, “espero que solo sea esa y que este cansada” pienso para mí, de
antemano sé que su resistencia en contra del alcohol es grande. Tomo a mi hijo
en brazos, y lo llevo a su cuna, lo arropo y beso su frente, regreso a ver a mi
mujer, veo como poco a poco despierta y se da cuenta de mi presencia, trato de
abrazarla por la espalda, y solo gano un
codazo en el estómago, retrocedo un paso y la miro dar vuelta para verme frente
a frente, su rosto muestra tristeza, pero más que eso rabia, me mira a los ojos, y con una voz alcohólica comienza
a hablar “Eres un maldito, no sentiste nada por esos pequeños, no los amabas,
no te importo que se fueran..” poco a poco el dolor empieza a consumirme,
corroe mi interior como acido, y no hago más que aceptarlo, me acerco a ella, y
contra su voluntad la levanto en mis brazos y la llevo a la recamara, en un
pasillo de no más de 3 metros, ella golpeaba con sus manos lo que podía de mi
cuerpo, injuriaba y gritaba, llamándome culpable “todo esto paso por ti, por tu
falta de interés, maldito, mis bebes murieron por tu culpa, ASESINO!!” la
palabra golpea fuerte, la dejo en la cama, y casi de inmediato, ella cae en un
sueño profundo, el dolor es insoportable, doy vuelta y veo que mi cachorro se ha
quitado su cobertor de encima, lo cubro nuevamente, y me dirijo a la puerta. Me
doy cuenta de que esto es irresponsable, pero ya no puedo cargar más con esto,
salgo de casa, cierro la puerta y la aseguro después, me doy media vuelta, y comienzo
a correr, corro con toda mi fuerza, corro y siento mis pulmones quemar por la
manera en la que el oxígeno les está siendo subministrado. No me detengo, mi
carrera continua en la oscuridad de la noche, más rápido, hasta que ya no puedo
más, mis piernas colapsan, y logro detenerme a tiempo para no caer, respiro con
dificultad, miro la luna, y luego al suelo, y por fin el dolor hace presa de mí,
mis lágrimas fluyen sin parar, mis sollozos comienzan a llamar la atención de
otros transeúntes a los que ahora intento evadir, no deseo que nadie me vea “Asesino”
la palabra gira en mi cabeza, golpea y derrumba los muros en mi vacío interior,
golpea y daña cada una de mis células, camino rumbo a mi casa con los ojos
llenos de lágrimas que al parecer no piensan detenerse, al llegar nuevamente a
mi hogar, tomo un cobertor y me recuesto en un sofá.
Agosto 29
2010:
-Mi mujer
se levanta, al parecer no recuerda nada
de lo que paso ayer, me mira y me pregunta si no me dijo nada indebido, la miro
y le digo “No, solo te preocupabas porque mi niño estuviera bien arropado y en
su pequeña cama, después de asegurarme de eso, te lleve a ti a la cama, y decidí
dormir aquí, después de tomarme un refrigerio”
Agosto 06
2013:
-Tres años después
de que mis gemelos no lograran su camino hacia la vida, después
de mi separación con ella debido a varios problemas y el solo poder disfrutar
de mi cachorro 5 horas cada fin de semana, esa palabra aún sigue persiguiéndome,
la culpa, el dolor, la rabia, la tristeza, se vuelven muy fuertes desde el día 5
de agosto, y ya no sé qué hacer con todo esto, lo he dejado salir nuevamente,
aunque ominosa, el día de ayer, hoy, y dentro de más días, son fechas
importantes para mí, fechas en las que recuerdo con mucha claridad lo que paso,
días en los que me pregunto si realmente soy o no un asesino, días en los que
el dolor y la melancolía no dejan de hacer presa en mi alma.